El grafeno se abre paso

Este material de ciencia ficción empieza a llegar, poco a poco, en objetos de la vida cotidiana, incluida la recién anunciada chaqueta de grafeno, de la compañía Volleback.

El grafeno es llamado “el material del futuro”. Una sustancia compuesta de puro carbono y que está en la base del popular grafito, ese mismo material que nos acompaña durante los años escolares, presente en los lápices que los niños utilizan para hurgar los ojos de sus compañeros y para escribir las primeras letras. Los especialistas lo describen como “pequeñísimas partículas de carbono agrupadas de forma muy densa en láminas de dos dimensiones muy finas (tienen el tamaño de un átomo), y en celdas hexagonales”. También es descrito como “el material más resistente que se conoce en la naturaleza, más fuerte que el acero estructural con su mismo espesor y más duro que el diamante, y, sin embargo, su grosor oscila entre 1 y 10 átomos de carbono. Al ser tan fino y apreciarse solamente dos de sus dimensiones, se le considera un material bidimensional, el único que es capaz de mantenerse estable hasta con el grosor de un átomo”.

Los científicos rusos André Geim  y Konstantin Novosiólov recibieron el Nobel de física en 2010 porque lograron aislarlo por primera vez y descubrieron las maravillosas propiedades que tiene este elemento: cientos de veces más duro que el acero, pero flexible como un tejido de hilo y elástico como una banda de caucho. Gran conductor de electricidad, es liviano como la fibra de carbono, tiene la increible propiedad de autorepararse cuando sufre daño y consume menos electricidad que el silicio en tareas de superconductividad; y es biocompatible, es decir, no es tóxico para las celulas biológicas y las bacteriaas no crecen en él, por lo que puede ser útil en la industria alimentaria o en la medicina, entre otras asombrosas características.

El material del futuro, como se le dice popularmente, empieza a acercarse a la vida cotidiana.

En años recientes han explotado montones de ideas sobre hipotéticos usos. Digo hipotéticos, porque la manipulación del grafeno es todavía materia de investigación y desarrollo, y pocas cosas son todavía realidad en términos prácticos. El problema con el grafeno es que producirlo (aislarlo) es supremamente difíl y costoso, y por ahora imposible en grandes cantidades, como se requiere en aplicaciones industriales. Obtener un gramo de grafeno cuesta alrededor de 150 euros. Se trabaja en la aplicación del grafeno para producir baterías que realmente duren mucho tiempo cargadas, pantallas táctiles flexibles, cámaras con sensores mil veces superiores a los actuales, tratamientos contra el cáncer, desalinización del agua del mar y fabricación de ropa. Sí. Ya salió al mercado la primera chaqueta de grafeno (que puede verse en la foto arriba).

La compañía Volleback puso en el mercado la semana pasada, por 695 dólares, la primera prenda de vestir que viene con un revestimiento del mágico elemento. Entre sus ventajas está la capacidad térmica. No sentirás frío, ni calor, ni humedad. No hay que plancharla ni lavarla. Y Volleback dice que pone la prenda en el mercado de manera experimental, para que los usuarios pioneros encuentren usos creativos.

Dicen los científicos que escucharemos la música con una calidad superior, por la superconductividad (conducción de electricidad sin casi resistencia alguna ni pérdida) del grafeno aplicado en los transistores de los auriculares. Ya se está probando en la fabricación de aviones más livianos y mas resistentes (por lo pronto solo prototipos de laboratorio), así como en automíoviles más seguros, y claramente las prótesis de grafeno serán más eficientes y resistentes.

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