El exagerado entusiasmo del público con la Inteligencia Artificial generativa
Las cosas como son: el carnaval de usos absurdos de ChatGPT se explica más por la desinformación y el oportunismo, que por las bondades mismas de la innovación.
Por Álvaro Montes
Alguien en Twitter promete que con los prompts (instrucciones) que él preparó para usar en ChatGPT, una empresa puede despedir 20 empleados. Lo que realmente preocupa por estos días es el desmedido y absurdo entusiasmo de una gran parte del público y la muy exagerada expectativa frente a lo que puede hacerse con ChatGPT. La avalancha de trinos irresponsables que aseguran negocios más rentables o una raza humana más feliz gracias a los modelos de lenguaje es realmente insufrible. Un tal @Pabloaiart asegura que las únicas (y escribe la palabra en mayúsculas, para acentuar la afirmación de que solo con eso basta,) herramientas que se necesitan hoy para crear un negocio exitoso son Copy.AI, Canva y Midjourney. “Te enseño cómo usar la IA y crear un negocio rentable con ella“, reza su slogan en la cuenta de Twitter, en la que tilda de perezoso a quien no utilice las plataformas generativas de moda.Hay montones de oportunistas prometiendo tales cosas. @IAydinero ofrece cien ideas de negocio para crear con Inteligencia Artificial (probablemente una de las cien ideas es establecer un negocio de asesoría en el uso de IA, como es su caso); y @Senor_Creativo, montado en el bus del “marketing 5.0” (¡ya eso va en 5.0!) jura que puede aumentarse la productividad con solo diez increíbles herramientas generativas gratuitas.
No es nuevo. Vimos un fenómeno similar hasta hace poco, desde que comenzó el imperio de las redes sociales, en donde se nos prometió hacernos ricos si nos asesoramos correctamente con alguien que nos enseñe como utilizar el poder de Facebook e Instagram; y en el campo del marketing digital aparecieron evangelistas furibundos del clicbait y el SEO que vivieron de ese cuento durante algunos años, hasta que las redes sociales se fatigaron como alternativa seria para los negocios, y poco a poco han quedado confinadas al área del entretenimiento low cost. Porque eso es, por ejemplo, TikTok, una red social para el entretenimiento de bajo presupuesto, generado por “creadores de contenido” no profesionales.
Si alguien cree que la frase “ella es la luz del sol en un dia nublado” es un poema, pues entonces sí, ChatGPT puede escribir poemas. Y de eso nos quieren convencer: que es una herramienta que escribe poemas para dedicar a nuestros seres amados. La calidad literaria de los textos que salen de ChatGPT no resiste el más superficial análisis. Pero millones de personas justo hora están pidiendo a la plataforma que escriba cuentos y novelas para enviarlas a una editorial, ignorantes de que los editores pueden distinguir fácilmente la buena escritura de la basura automatizada producida por un robot de nuestro tiempo.
En un enfermizo delirio tecno fanático, miles de personas insisten en utilizar ChatGPT o Midjourney para misiones creativas. No fue creado para tales menesteres, por fortuna todavía en manos de la inteligencia biológica…La semana pasada Spotify informó que dio de baja más de 10.000 canciones creadas por algoritmos de una compañía llamada Boomy, que a su vez creaba granjas de bots que les daban likes a esas canciones. Tal como los seguidores falsos de y las métricas infladas que vemos en las cuentas de los influenciadores en las redes sociales. “Cada vez que surge algo que paga en función de estadísticas de acceso, surge una manera de manipularlas” advirtió el analista español Enrique Dans, quien francamente irritado con estas tendencias se desahogó con unas línea, las cuales suscribo completamente: “un imbécil que descubre cómo utilizar una tecnología para timar a terceros debería ser no solo perseguido y puesto a disposición judicial sino además, excluido de la red durante un tiempo determinado, el equivalente electrónico de la privación de libertad que supone la cárcel“.Repugnante el fraude y triste la decadencia cultural que revela. Es cierto que hay plataformas capaces de componer piezas que suenen parecido a Miles Davis, pero ninguna (al menos por ahora) puede inventar el Hard bop, como lo hizo el magnífico trompetista californiano, leyenda del Jazz.
En un enfermizo delirio tecno fanático, miles de personas insisten en utilizar ChatGPT o Midjourney para misiones creativas. No fue creado para tales menesteres, por fortuna todavía en manos de la inteligencia biológica. La especialista en lingüística computacional Carmen Torrijos nos pide no perder de vista que los modelos de lenguaje son productos de la ingeniería y, por tanto, espejos de nosotros mismo. No pueden hacer cosas que nosotros no hayamos hecho antes.
Los medios de comunicación se han portado bastante mal, hay que decirlo. Pululan titulares del tipo “Inteligencia Artificial predice el fin del mundo” o “Midjourney creó retrato de Dios”. Cada titular estúpido, que tiene detrás una estrategia trasnochada de posicionamiento web, contribuye a sembrar el pánico entre la parte de la sociedad que está asustada por el impacto en el empleo, y fortalece la fe de carbonero de los evangelistas gratuitos de estas tecnologías.
El periodista Mauricio Jaramillo recopiló algunas perlas de vergonzosa información sobre ChatGPT publicada en medios colombianos, que merece ser mencionada.
“La Inteligencia Artificial terminaría con la humanidad. ¿Cuándo será? Lo predicen”
“Inteligencia Artificial lanza aterradoras predicciones sobre la posibilidad del fin del mundo en 2023”.
“Inteligencia Artificial prende alarmas: dijo que crearía una pandemia”.
Un titular predice cómo serán los hijos de Nodal según la IA; y otro presenta cómo lucirían los jugadores del Junior de Barranquilla si fueran mujeres.
Todo esto fue publicado en medios importantes y reconocidos, en los que se realiza regularmente un ejercicio periodístico serio y de buena reputación. ¿Por qué frente a este tema no aplican las mismas políticas editoriales que en el resto de sus contenidos? Seguramente están buscando clics mediante el eco de tonterías que solo son producto de juegos infantiles que alguien hace con ChatGPT, a través de la manipulación de prompts hasta obtener de la plataforma respuestas escandalosas. Los medios no tendrían que respaldar tal estulticia. De hecho, no vemos este tipo de titulares en algunos medios nacionales que hemos decidido un tratamiento responsable y riguroso de la información tecnológica, como Inteligencia Artificial Colombia (soy el director editorial de ese servicio informativo de PRISA Media); y tampoco en medios de gran reputación global como The New York Times, The Guardian o Der Spiegel.
La Inteligencia Artificial es un tema serio y trascendental. La sociedad necesita informarse correctamente de las innovaciones y su impacto, y de cómo puede aprovecharlas en su beneficio. Es importante valorar la información confiable, los análisis equilibrados y los puntos de vista bien documentados. Hay que controlar el desmedido entusiasmo tanto como el terror apocalíptico.
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