Google lanza el guante
El gigante de Internet pone un pie en el reino de los teléfonos reta a Apple y Samsung.
Google se le “metió al rancho” a Apple y Samsung: ahora fabrica teléfonos y no solo el sistema operativo Android con el que ha estado presente en la industria celular. ¿Logrará conseguir una silla en las preferencias del público en materia de dispositivos móviles? La tarea no es fácil. Los usuarios de teléfonos inteligentes tienen prácticamente dividas sus inclinaciones telefónicas en dos opciones: el iPhone y el Galaxy. Estos dos productos dominan las ventas globales desde hace varios años, y otras fabricantes se conforman apenas con arañar una décima parte del mercado mundial. Gigantes tecnológicos de la talla de Microsoft, Sony o Lenovo fracasan en el mundo que ahora Google quiere conquistar: el teléfono móvil.
Si la poderosa compañía podrá convertirse en el tercero en discordia, está todavía por verse. Pero hay que advertir que Google ha probado ser una compañía audaz y temeraria, que le ha metido mano a los campos más disímiles, como la fabricación de automóviles autónomos (que se conducen solos), globos aerostáticos para llevar Internet a lugares remotos del planeta, hogares inteligentes y gafas de ciencia ficción. Así que fabricar teléfonos no ha de ser tarea complicada para la segunda compañía con mayor valoración económica del mundo.
El teléfono Pixel, introducido la semana pasada Estados Unidos y algunos países europeos (tardará todavía un poco en llegar a Latinoamérica), viene en dos tamaños: 5 pulgadas y 5,5 pulgadas, una cámara de 12 megapixeles y puerto USB-C que permite cargarlo parcialmente en apenas 15 minutos. No dista mucho en prestaciones a los teléfonos inteligentes con los que compite, pero al parecer el precio será su punta de lanza.
Pero Pixel es apenas uno de los ingredientes de la receta. Google quieren copar la industria del hardware e introdujo también Google Home, un dispositivo con el que es posible controlar por voz (bajo mismo sistema de Google Now de los teléfonos) para controlar diversos elementos de una casa automatizada, por ejemplo las luces o hacer sonar una canción. También un enrutador WiFi para conectar a Internet todos los dispositivos de la casa o la oficina y una nueva versión del Chromecast, un aparato para recibir video y música en streaming. Finalmente, un visor de realidad virtual, el Daydream View, con el que entra en la fresca competencia de las gafas 3D, la última coca cola del desierto en electrónica de consumo.
En suma, Google quiere tomarse por asalto la llamada “Internet de las cosas”, como se conoce a un enfoque tecnológico futurista en el que más de 50.000 millones de aparatos de la casa y la oficina estarán conectados a Internet y “hablarán” entre sí. El desfile de aparatos que se pueden conectar a la Internet de las cosas es casi rocambolesco: ollas y cacerolas, cepillos de dientes y bicicletas, además de los electrodomésticos como neveras, lavadoras y televisores. Se cree que en el futuro cercano el reino de las cosas estará volcado sobre Internet y Google claramente quiere ser el rey. No se sabe si le alcanzará para dominar el mercado de automóviles, de la domótica (así se llaman las casas automatizadas), de los teléfonos y de los electrodomésticos, tal como domina hoy a sus anchas el mercado de las búsquedas y de los sistemas operativos móviles, con su producto estrella, el popular Android. Pero la compañía tiene la visión y el poder financiero para intentarlo.
Publicado originalmente en SEMANA, edición 1.797, 2016
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