
La era de los territorios inteligentes
El tradicional concepto de Smart City es insuficiente: ahora las tecnologías se aplican a regiones enteras, que se benefician del poder de los algoritmos, los datos y la conectividad. Y está ocurriendo en Colombia.
La idea de convertir en “inteligentes” a las ciudades que habitamos nos ha rondado por años. Casi no hay alcalde de una gran capital latinoamericana que no haya hablado de convertir su ciudad en una “smart city”. El término se ha popularizado al punto de convertirse en lugar común en discursos oficiales, planes de desarrollo y titulares de prensa. Sin embargo, en la práctica, nuestras ciudades están aún lejos de alcanzar el nivel de integración tecnológica y sostenibilidad que exhiben urbes como Singapur, Tokio o Copenhague.
Bibiana Marulanda, directora de Telefónica Movistar B2B
No obstante, hay novedades en la idea de etiquetar como “inteligentes” a los lugares en donde vivimos. Los expertos, en realidad, ya no hablan tanto de ciudades inteligentes, sino de territorios inteligentes (“smart territory” es el término que empezamos a encontrar cada vez con mayor frecuencia en las noticias), para comprender el mundo rural y el urbano como un todo que se beneficia por igual de la innovación, y que persigue el desarrollo sostenible de una región. En la ruralidad colombiana habitan más de doce millones de personas (algo más del 23 por ciento de la población) y es quizá en el territorio total, y no solo en los cascos urbanos, en donde con más urgencia se requiere atacar los problemas de infraestructura, vías, servicios de telecomunicaciones y seguridad, para mencionar solo algunos.
Bibiana Marulanda, directora de Telefónica Movistar B2B, lo define como “un modelo de desarrollo incluyente para territorios urbanos, rurales y veredales, que implica la integración de múltiples tecnologías y prácticas innovadoras no solo para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y agricultores, sino que también promueve la sostenibilidad, eficiencia de recursos y el impulso a las economías”. La compañía, que provee servicios y soluciones tecnológicas para construir territorios de este tipo, considera que una gestión territorial inteligente depende de la integración efectiva de varios elementos clave: interconexión segura, análisis de datos, sostenibilidad, capacitación, infraestructura tecnológica, innovación y, por supuesto, las personas.
En opinión de la experta, son cinco los beneficios claves de una gestión territorial inteligente:
- Crecimiento económico: Aumento del PIB hasta en 2 por ciento, y de la empleabilidad entre el 3 y el 5 por ciento.
- Mejora en calidad de vida: Reducción de criminalidad hasta en 30 por ciento y mejora en la provisión de servicios hasta en 15 por ciento.
- Sostenibilidad: Mayor eficiencia energética con reducción de emisiones y consumo eléctrico hasta en 10 por ciento.
- Transparencia: Mejora de percepción ciudadana hasta en 25 por ciento, mediante herramientas digitales de rendición de cuentas y participación ciudadana.
- Eficiencia operativa: Las administraciones públicas consiguen ahorros del 15 por ciento en recursos y tiempo, gracias al uso de datos y tecnologías.
En el portafolio de Telefónica Tech hallamos diversas categorías: comunicaciones 5G, Internet de las Cosas (IoT), Cloud, Big Data, inteligencia artificial y ciberseguridad, con cuya combinación es posible ayudar a los territorios que quieren ser más resilientes, inclusivos y sostenibles. En Colombia ya se dispone de casos de éxito que prueban la fecundidad de este enfoque. La Gobernación de Antioquia ofrece un buen ejemplo, con la integración de analítica, voz y video en el sistema de emergencias 123. Los ciudadanos del departamento reportan accidentes de tránsito, incendios, hurtos, riñas, deslizamientos de tierra, hechos de violencia contra la mujer y maltrato animal, entre otros. La línea 123 está integrada a un sistema de cámaras de seguridad que permite visualizar diferentes puntos de la ciudad y facilitar la respuesta ante emergencias. Para situaciones en las que no se puede hablar, la línea 123 ofrece la opción de un chat silencioso, que permite enviar información a través de mensajes y, si es necesario, compartir la ubicación y una vista en vivo. Un enfoque tecnológico integral permitió llevar a un nuevo nivel la tradicional línea de asistencia telefónica.
Cormagdalena, la institución responsable de velar por el manejo correcto de la cuenca hidrográfica más importante del país, aprovecha el poder de los datos para el monitoreo del río. El Observatorio del Río Magdalena es capaz de pronosticar caudales y anticipar inundaciones y sequías, identificar los puntos de mayor erosión y sedimentación, así como la temperatura y condiciones químicas del agua, entre muchos otros factores. El poder de los datos permite tomar decisiones a tiempo y anticiparse a los incidentes. La Policía Nacional utiliza soluciones de IoT (Internet de las Cosas) para mejorar la seguridad en los cuadrantes y la Procuraduría General de la Nación aprovecha el poder de los algoritmos y el Big Data para la supervisión de contratos públicos.
La oferta de Telefónica Tech incluye soluciones de conectividad en zonas urbanas y rurales, seguridad de datos y alojamiento en nubes híbridas, monitoreo algorítmico de la contratación, agricultura inteligente, gestión de riesgos de desastres, monitoreo de ecosistemas y gestión del tráfico automotor.
Como puede verse, no se trata de ideas absurdas sacadas de la ciencia ficción. Los guionistas de Hollywood malacostumbraron al público a pensar en ciudades pobladas por robot y cruzadas por autos voladores. En realidad, las ciudades y los territorios inteligentes son espacios reales, que podemos ver y tocar aquí y ahora, en las tecnologías emergentes son aprovechadas para resolver problemas urbanos y rurales esenciales: desde la movilidad hasta el acceso a servicios públicos, pasando por la eficiencia energética, la participación ciudadana y la calidad de vida. Un lugar en donde la tecnología se utiliza para que la gente viva mejor.
El desafío para América Latina está en pasar del discurso a la acción, de los anuncios grandilocuentes a los proyectos concretos, sostenibles y medibles. La tecnología está disponible. Lo que falta es voluntad política, planificación integral y una visión a largo plazo que ponga al ciudadano en el centro del proceso de transformación. Porque al final del día, una ciudad verdaderamente inteligente no se mide por sus gadgets, sino por su capacidad para mejorar la vida de quienes la habitan.
¿Qué piensas?