Los chicharrones tecnológicos de Joe Biden
Es demócrata y quiere enderezar los entuertos que dejó el presidente anterior, pero no ha dicho una palabra acerca de qué hará respecto a las peleas con las “Big Tech” y otros temas espinosos.
Por Álvaro Montes
El hombre que reemplaza desde esta semana al problemático Donald Trump quiere apagar los incendios que dejó su antecesor y unificar su país. Pero ¿todos los incendios? La perspectiva tecnológica parece el único punto en el que republicanos y demócratas han estado algo de acuerdo en los últimos cuatro años. Más aun, la bancada demócrata ha mostrado más los dientes a Amazon, Google, Facebook y Apple que la bancada conservadora. Y el manejo del tema chino que hizo el gobierno anterior no fue objetado por nadie, ni siquiera durante los días de campaña presidencial. Una gran parte de los líderes más influyentes de la industria tecnológica fueron aliados en la campaña demócrata. Los partidarios de Trump los llaman “los ricos de izquierda de Silicon Valley”. ¿cómo los tratará el nuevo gobierno? Así que, el presidente deberá tomar el toro por los cuernos en varios temas delicados, y no es tan claro todavía, ni siquiera para los analistas especializados en tecnología en Estados Unidos, qué tiene en mente exactamente Joe Biden. El sector TIC norteamericano está a la expectativa de los pasos que dará el nuevo gobierno en relación con varios asuntos delicados:Las “Big Tech”. Durante la administración Trump comenzó una ofensiva contra las grandes tecnológicas, por aparente abuso de posición monopólica. La ofensiva vino de varios frentes: Uno, el parlamentario, con la investigación del Congreso, en donde republicanos y demócratas más o menos están de acuerdo en que las cuatro grandes deberían ser fragmentadas en empresas más pequeñas, para menguar el enorme poder que tienen hoy, y que amenaza con asfixiar la competitividad de la economía norteamericana. Dos, demandas judiciales interpuestas por varios Estados y por el Departamento de Justicia. Tres, promesas de campaña que deben ser cumplidas.
Este es un incendio grande. Se trata de pelear contras las empresas más influyentes del mundo y contras los inversionistas más ricos del planeta, y hay varios factores que favorecen a las “Big Tech”. Los marcos normativos antimonopolio son anticuados y estas empresas se mueven en zonas grises. Los procesos de investigación y los litigios en los estrados judiciales son lentos y tardarán años en llegar a un punto concreto. Las tecnológicas son ágiles, evolucionan rápidamente y están siempre un paso más adelante que la legislación. Pero, especialmente, son importantes en el escenario económico y mueven los mercados de capitales como jamás se había visto.
Ha sido bandera del Partido Demócrata enfrentarlas radicalmente, pero ¿hasta dónde está dispuesta la Casa Blanca a sacrificar un poco el valor de estas compañías, que fueron aliadas y soporte durante la campaña, y que aportan tanto a la dinámica económica del país?
Guerra tecnológica contra China. El tema chino parece menos complicado. Hasta donde ha podido verse, la administración Biden encuentra aceptable y oportuna la política que heredó del gobierno anterior, e incluso ha dicho que el Estado invertirá más en tecnologías norteamericanas, para fortalecer la competitividad de Estados Unidos. El problema es el estilo pendenciero con el que Trump ejecutó dicha política. Biden deberá tomar posición respecto de TikTok, de la lista negra de empresas chinas, de los negocios de las tecnológicas norteamericanas con las del país asiático – cuyo impacto más conocido por la opinión pública es la prohibición a Google de licenciar el uso de sus plataformas en los teléfonos chinos – así como el control de los mercados en los que se disputa la carrera por las telecomunicaciones 5G.
Por lo pronto, ya se hizo visible un paso concreto, que parece indicar que el nuevo gobierno desmontó rápidamente la preocupante estrategia de “Red limpia” establecida el año pasado. La página oficial de la estrategia “Clean Network” de la administración Trump está hoy desactivada. Probablemente significa que el Departamento de Estado no va a darle continuidad. Por limpia se entiende libre de tecnologías chinas, tanto en redes e infraestructura, como en plataformas y contenidos, y era peligrosa porque podría conducir a una reconfiguración internacional, en donde habría dos internet globales. Se trataba de crear un muro digital que separaría la red.
Social media y polarización. Las redes sociales constituyen otro importante frente de batalla. Por razones diferentes, tanto conservadores como liberales coinciden en la urgencia de imponer nuevas regulaciones. El “trumpismo” quiere que las redes sociales sigan neutrales frente a los contenidos y permitan publicar cualquier información, verdadera o falsa, por incendiaria y conspiracionista que sea, en tanto que los demócratas quieren que las plataformas se hagan responsables del daño que causan en el debate político y en la cultura ciudadana. Las dos posiciones son en principio opuestas, pero en ambos bandos hay líderes que aspiran a conseguirla con la misma intervención: cambios en la Sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones, que actualmente exime de responsabilidad a los sitios web por lo que publiquen los usuarios. Es un tema bien complicado de dirimir, desde los puntos de vista jurídico, filosófico y político.
La “gig economy” ¿Tomará medidas para asegurar los derechos laborales de los trabajadores de las empresas de economía colaborativa? ¿o respaldará el modelo actual de “asociados”, que es el que la ciudadanía norteamericana prefiere? Congresistas demócratas encabezaron una iniciativa para obligar a Uber y demás a contratar a sus conductores y tratarlos como empleados con plenos derechos y perdieron esa batalla. Pero es todavía una aspiración del ala más a la izquierda del partido.
Una gran parte de los líderes más influyentes de la industria tecnológica fueron aliados en la campaña demócrata. Los partidarios de Trump los llaman “los ricos de izquierda de Silicon Valley”. Las medidas adoptadas por Facebook, Twitter y YouTube para contener la estrategia de noticias falsas y terrorismo digital de la campaña Trump resultaron útiles y surtieron efecto positivo, como ha sido medido y reconocido recientemente. Las redes clausuraron las cuentas de QAnon y las del mismo Donald Trump, Amazon cerró la red Parler que utilizaba la extrema derecha, y Google y Apple expulsaron de sus tiendas a las apps de los conspiracionistas. Con ese antecedente, ¿cómo tratará Biden a Silicon Valley?
2 COMMENTS
La discusión de la Internet como un servicio publico y la necesaria regulación de las plataformas es un tema de vanguardia. Mientras la Union Europea avanza en una Ley de Servicios Digitales (DSA), algo así como una Superintendencia de Plataformas, para frenar los abusos de Facebook, Twitter o Uber, en Colombia estamos atrasados en ese tema. Respetado Álvaro, Usted como comunicador social de estos temas, podría abanderar esta discusión. La patria y el mundo le agradecerían por esa gallarda gestión. Saludos.
Gacias, Oscar, por tu participación en la conversación. Tu propuesta me estimula, aunque en realidad no es tan fácil. Desde el periodismo hacemos lo que podemos, qu eno es tan como quisiéramos. Un abrazo