Los medios de comunicación necesitan cambiar sus indicadores
Una certificación de calidad ISO podría salvar a los medios de comunicación. Análisis de la crisis de los medios y propuesta de Alejandro Méndez.
Por Alejandro Méndez
Periodista y consultor
en comunicación
estratégica
tecnoamendez@gmail.com
Hace poco más de una década, por 2010, Leonard Brody, gurú y geek del universo 2.0 de aquel momento, hoy multimillonario y respetado visionario de negocios análogos y digitales dijo en una entrevista con el periódico El Espectador:
“En la medida en que crecen los medios de comunicación, no existe ninguna razón por la que Facebook no hubiera sido creado por The New York Times Company”, como énfasis a su sentencia sobre lo que los medios de comunicación venían ya haciendo mal.
“La historia dice que los periódicos nacieron para ayudarles a los mercaderes a incrementar sus ventas. Y la prensa entró varios siglos después al negocio de los mercaderes porque podía hacerlo.
Si usas internet adecuadamente, puedes crear una marca basada en transacciones y no en publicidad. Lo que los periódicos debieron haber hecho fue trabajar con esos mercaderes para crear su propio modelo de negocios, porque poseen una marca y, en lugar de explotarla, intentan hacer dinero usando otras marcas”, aseveró entonces.
Y desde entonces parece que seguir tras la ola ha sido la constante para la industria de los medios masivos de comunicación.
La pandemia y sus consecuencias han acelerado la digitalización de la sociedad y con ella la transformación de hábitos de consumo, ante lo cual la industria de los medios parecería no salir tan golpeada como otras, sin embargo, en su vertical de mayor valor para la sociedad, la comunicación periodística parece estancada, anclada un siglo atrás.
Urgen nuevos indicadores
Así como falló en su visión de negocio sobre la oportunidad y próxima competencia contundente que serían los nuevos medios digitales y la posibilidad de aumentar su alcance y legitimidad desarrollando redes sociales, los medios fallan en no comprender que el peligro de obsolescencia frente a estas y sus nuevos desarrollos no desaparece.
Durante años los grandes medios de noticias e información han intentado conquistar los indicadores que el mundo digital ha propuesto, inconcebible ingenuidad, y así solo han dejado que parte de su esfuerzo se centre en la competencia por la torta publicitaria…Parecen no dimensionar que incluso esta amenaza se agudiza frente a las nuevas audiencias, y que requieren de este periodo de transición, entre las generaciones offline y los nativos digitales y las nuevas generaciones 100 por ciento online, para posicionarse y seguir con vida. Y el tiempo corre en contra.Esta falla, por ejemplo, se evidencia en su incapacidad como industria en desarrollar nuevos indicadores más allá del rating y la masa de audiencia.
Durante años los grandes medios de noticias e información han intentado conquistar los indicadores que el mundo digital ha propuesto, inconcebible ingenuidad, y así solo han dejado que parte de su esfuerzo se centre en la competencia por la torta publicitaria, cada vez más fragmentada y con indicadores que las RR.SS. han avasallado y colonizado.
Desconexión entre medios y nuevas audiencias
Metidos en una carrera por los billetes en un terreno desconocido, los medios periodísticos continúan sin destacar el valor de sus principales activos de negocio: el periodismo de calidad y la credibilidad labrada a través de años de trabajo, y sin entender la mejor forma de conectar con las audiencias fieles y las cada vez más apáticas y críticas.
Una evidencia de esta desconexión entre medios y audiencias son los premios de periodismo, que siguen siendo un escenario de abrazos y fiesta a puerta cerrada para la industria, de autorreconocimiento muy importante quizá. Sin embargo, para la gran audiencia, los legos en periodismo y las audiencias más jóvenes, no significan mucho.
En ellos se exalta una calidad que solo entienden quienes viven de y en la industria de los medios masivos periodísticos, pues sus indicadores no son claros, públicos ni verificables. Se exalta y celebra una fórmula que parece escondida con celo y que se reserva para una cofradía, aunque pareciera que debe ser agradecida y admirada por la masa, por los de afuera, aun sin entender nada.
Indicadores con fondo
Para las nuevas audiencias, las que se reflejan claramente en los indicadores de las RR.SS. y las mediciones digitales, los premios y las auto loas de los medios marca masivos no significan nada, y no los seduce en ningún grado.
Estamos hablando de una generación de audiencias que crece y es el futuro de los medios, acostumbrada a las certificaciones, a los rankings, a las gráficas interactivas, y a la opinión de muchos como garantía de calidad. Y estas están lideradas y regidas por los jugadores digitales.
Si los medios de comunicación tradicionales, los periodísticos con experiencia, quieren ganar y atraer necesitan crear su propio deporte, su propio campo, nuevas reglas. Y en este sentido, usar lo que aún les queda de reputación y posicionamiento para impulsarlo antes de que se les pase otro tren.
Si hay que diferenciarse por la calidad periodística, y esta tiene fundamentos deontológicos y técnicos que ameritan la existencia de Facultades universitarias y títulos profesionales para el campo, pues hay que construir desde ese sustrato unos indicadores estables, sostenibles, verificables y fáciles de entender y visualizar para la gente
Un ISO como indicador
Ese sustrato deontológico y técnico debe ser la base de una certificación de procesos periodísticos, un ISO de calidad de procesos en los medios de comunicación, que se aplique a estos independiente de su formato o canal.
Así como en toda industria con tradición e impacto en la sociedad, se puede establecer este sello que diferencia a los medios con Alta Calidad de procesos de los que no logran cumplir los requisitos para certificarse, no por temas de presupuesto ni respaldo financiero, sino por rigor deontológico, verificable y transparente para sus consumidores/audiencias.
Y desde ahí, a partir de un ISO de procesos internos, se pueda establecer uno de calidad de sus productos periodísticos, a partir de estos, pero además de unos indicadores de producción y publicación técnicos mínimos de acuerdo al canal y promesa a las audiencias, el ISO Integrado de Calidad.
Y finalmente, un ISO de Responsabilidad Social para el sector, vinculado con la calidad del producto periodístico, pero que exalta la independencia y equilibrio de fuentes, de voces, de frecuencia y alcance de la información ya publicada.
Indicadores ISO y sus evaluadores
Detrás de estos nuevos indicadores, basados en la deontología periodística para los procesos de producción, claves técnicas para la publicación y comunicación, y la responsabilidad social de lo transmitido, debe estar una entidad que estructure los indicadores ISO, haga la evaluación correspondiente y emita los certificados.
Una entidad compuesta por académicos del periodismo y la comunicación social, de la comunicología, de la ética periodística y de los estudiosos de la comunicación de masas y estratégica, para que den el sustento a los indicadores para su estructuración. Que son la última palabra en la evaluación.
Deben estar integrados por delegados de medios de comunicación de todos los formatos y tamaños, quienes deben nombrar delegados para dar su opinión y aportes a la estructura de los indicadores del sector, sin ser la última palabra.
Y, finalmente, debe haber un cuerpo colegiado de periodistas, escogidos por los académicos, que se vincule a la entidad calificadora como empleados de esta, no de los medios, que sea parte fundamental del comité evaluador, que realice actividades de seguimiento, recolección de datos y verificación para la calificación. Siendo parte no mayoritaria de la última palabra de la evaluación.
De esta forma, podría adelantarse una revolución periodística clave para los medios de comunicación y su futuro. Configurando nuevos indicadores para la industria con transparencia, exclusividad y sostenibilidad.
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